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jueves, 31 de mayo de 2012

"LA CIENCIA Y LA FICCIÓN"

El pasado jueves 25 de mayo se conmemoró en todo el mundo no un gran descubrimiento científico, o siquiera el nacimiento de un gran sabio. Cientos de miles de aficionados a la ciencia ficción se unieron en cines, cibercafés o desde las redes sociales para celebrar el treinta y cinco aniversario del estreno de "La Guerra de las Galaxias", el inicio de una gran saga, que ni el propio creador, George Lucas, esperaba filmar como resultado del gran éxito que supuso. "Star Wars", la mal titulada "Guerra de las Galaxias"; según Miquel Barceló, profesor de la UPC y experto en divulgación a través de la ciencia-ficción [1] , dio pie a otras muchas, al auge de los efectos especiales, la ciencia del cine, y al resurgimiento de historias anteriores, como Star Trek. 

Muy pocos adultos se atreven a empuñar un sable láser o a ponerse un casco de Darth Vader, pero seguro que no permanecerían solos. En el metro observo cómo la saga de George Martin ("Canción de Hielo y Fuego" o más familiarmente "juego de tronos") es frecuentemente leída por muchos viajeros. El interés por la fantasía, pero sobre todo, la ciencia ficción, es algo que trasciende de lo meramente juvenil. A la gente le fascina estas historias, de viajes en el espacio tiempo cruzando en un abrir y cerrar de ojos  distancias inimaginables. Le encanta pensar que existan mundos habitados por seres como nosotros, tan vulnerables a las armas sofisticadas como los turboláser. Pensar que seria posible construir una estación espacial del tamaño de una luna emociona a pequeños y a mayores. Uno quizá podía pensar que se igual modo que todas estas maravillas creadas en parte por los conocimientos del momento y en mucha otra por la imaginación de los escritores encanta al gran público, sucederá algo parecido con las no menos espectaculares y fascinantes del mundo real y que nos descubre la ciencia.  La magia de la Aurora Boreal.  Los agujeros negros, capaces de tragarlo todo sin más remedio. El nanouniverso que nos mostró Richard Feynman. Pero no es así. Se puede preguntar a alguien y seguramente acertará por el nombre de un personaje de ciencia-ficción, mientras que probablemente no sepa cuando se le pregunte por el de un científico famoso. La gente, y desgraciadamente esto se agrava en nuestro país, manifiesta una preocupante incultura científica. La fundación BBVA [2] y [3] reveló hace poco un estudio corrobora este hecho, en una línea similar al informe del FECYT sobre interés en la ciencia.

Si no fuera por el hecho de que a le gente le fascinen los viajes en el tiempo, las naves espaciales o los planetas lejanos, que prueba ese interés por lo científico, se podría entender.  Sin embargo, no es así. La ciencia no atrae, pero sí algo muy parecido. Nadie se anima a aprender algo sobre ciencia real. No veo en el metro a nadie leyendo a Penrose o a Hawking. Pero desgraciadamente, éste interés de la gente acaba refugiándose en la ciencia-ficción, en una forma de fantasía tecnificada.   En relación a esto, me gustaría citar de nuevo a Feynman, quien declaró en una entrevista acerca de "las  maravillosas narraciones sobre el origen del universo" para él la realidad que le mostraba la ciencia lo era mucho más:



Seguramente la clave de esta cuestión se encuentra en el modo en que todos contemplamos a la ciencia. Si uno escucha esa palabra, cierra los ojos, verá ante él una enorme pizarra llena de fórmulas, o un laboratorio acristalado de matraces. La ciencia para todos es eso, un robusto cuerpo de conocimiento académico que tuvimos que memorizar en la escuela, una teoría vasta que casi nunca se prueba en la práctica, lo que denuncia el físico teórico Michio Kaku: "nacemos científicos, nos preguntamos por esto o aquello, hasta que llegamos a la escuela y aplastan nuestra curiosidad".  Él mismo, declara que su propia hija le preguntó por qué a alguien le gustaría ser un científico, tras un examen en que tenía que aprenderse de memoria los nombres de los minerales:





¿Puede prevenirse esto en la enseñanza primaria y secundaria? ¿Cómo despertar de nuevo esa curiosidad?  Quizá la ciencia ficción pueda venir al rescate. Sergio Palacios, profesor de Física, desde hace unos años, imparte una curiosa asignatura en la universidad de Oviedo: Física en la Ciencia Ficción. o cómo descubrir la ciencia real a través de la literatura y el cine. Seguramente más de uno rechazará esta pueril propuesta.  La mía es animar a Sergio Palacios y a gente como él que quieren hacer volvernos a todos ser esos niños que, como cita Kaku en la entrevista, no paraban en su curiosidad.

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1 comentario:

  1. ¿Por qué a la gente no le interesa la ciencia? La respuesta está en el aire: basta salir a la calle y tener ojos.

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