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lunes, 23 de septiembre de 2013

LA ULTIMA MISION DEL VOYAGER

La semana pasada la veterana sonda interplanetaria Voyager 1 fue de nuevo noticia: Se habia confirmado que se había adentrado en el espacio interestelar. Desde que llevó a cabo a principios de los 80 su principal propósito, las sondas Voyager 1 y 2 han proseguido su camino investigando el espacio profundo siendo, treinta y seis años más tarde de su lanzamiento, la misión espacial más longeva y exitosa.


La NASA confirmó que la Voyager 1 ya se encuentra en el medio interestelar. En realidad lo alcanzó el 25 agosto de 2012, pero sólo ahora ha sido posible confirmarlo. Por primera vez un objeto construído por el hombre se interna más allá de los dominios del Sol. La Voyager 1 está en estos momentos a unos 18000 millones de kilómetros de la Tierra, viajando a través de material que no ha sido creado por nuestra estrella, sino por supernovas y otros cataclismos cósmicos.

Los medios se hicieron eco de este momento historico, trascendiendo la relevancia cientifica de este hecho. Dos décadas atrás, en 1990, La sonda Voyager llamó la atención de igual modo cuando, habiendo rebasado las órbitas planetarias, enfocó su cámara hacia La Tierra y nos mostró a nosotros mismos tal y como somos a esa distancia. Un punto azul pálido, fue como muchos titularon aquella fotografía, y que dio pie a un fantástico libro de Carl Sagan. Aquel punto diminuto sugirió al genial divulgador la fragilidad de nuestro mundo en un entorno tan vacío y nuestra obligación de cuidarlo por ello. 

El programa Voyager, concebido para explorar los planetas exteriores, se ha convertido en una de las misiones espaciales más fructiferas. Después de esto,  ha seguido proporcionando valiosos datos a los cientificos desde entonces, el último de los cuales, ha servido para que los científicos del JPL confirmasen el hecho de que la Voyager 1 es el primer artefacto construido por el hombre que iba a abandonar la zona de influencia del sistema solar.
Otros diez años antes, ambas sondas alcanzaron los planetas exteriores, transmitiendo datos e imágenes de Júpter y Saturno. La Voyager 1 alcanzó su máximo acercamiento a Júpiter el 5 de marzo de 1979 y transmitió 19000 fotografías. Aprovechando la gravitación de Júpiter para acalerar su velocidad, alcanzó Saturno a finales de 1980. Mostró datos sobre los anillos del planeta así comode su atmósfera. El Voyager 1, as su paso por el mayor satélite de Saturno, Titán, descubrió la presencia de atmósfera. Debido a ello se decició desde el el control del misión en el JPPL desviar su trayectoria hacia este satélite a expensas de dirigirse hacia Urano y Neptuno, que fueron visitados por la Voyager 2. Ésta realizó importantes descubrimientos en dichos planetas y en algunos de su satélites, como La luna Miranda del planeta Urano, que resultó ser uno de los cuerpos más sorprendentes. La Voyager 2 descubrió al sobrevolarla cañones de 20 km de profundidad. Asimismo, confirmó que en la Luna Joviana Europa existe una capa de hielo.

Curiosamente laVoyager 1 fue lanzada al espacio a bordo del Titan III 16 días más tarde que la Voyager 2, y a pesar de ello ha alcanzando mayor distancia, siendo de hecho la Voyager 1 la que ha motivado la noticia del escape del sistema solar.

Otra peculiaridad de las sondas Voyager es que, al no poder suplirse de energia del sol, estas sondas funcionan con energía nuclear. Cada sonda obtiene su energía eléctrica de tres RTGs, (Generador termoeléctrico de radioisótopos) que convierten el calor de la desintegración radiactiva del plutonio en electricidad. Se espera proporcionen suficiente energía para que las sondas estén en comunicación con la Tierra hasta por lo menos el año 2025.

Este será el momento en que la sonda ya no disponga de energia y por tanto de no podrá enviar información al JPL. Será entonces cuando el Voyager continue hacia el espacio exterior y en lugar de enviar información a los cientificos de la Tierra, sea ella misma un mensaje hacia los posibles civilizaciones extraterrestres que auque no tenemos la certeza de su existencia, muchos si tienen la convicción.

Por ello ambas sondas portan algo especial. Un disco de oro con una selección de hora y media de duración de música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas humanos, un saludo del entonces Secretario General de las Naciones Unidas y el ensayo Murmullos de la Tierra, que es una mezcla de sonidos característicos del planeta. Este disco fue ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl Sagan quien, refiriéndose al mensaje, asegura que su objetivo principal no es el ser descifrado, por el hecho de que su simple existencia pone de manifiesto la existencia de los humanos, así como sus esfuerzos por contactar a otras especies inteligentes que pudiesen existir fuera del Sistema Solar. El libro “Murmullos de la Tierra” (1980 Ed. Planeta) trata sobre la creación de este disco.

No obstante, el éxito de esta mision no es gratuito. Fuentes oficiales (NASA) indican que el coste de la misión Voyager, incluyendo el lanzador, las operaciones en tierra y las baterias nucleares, asciende a 998 mil millones de dólares hasta la fecha. A todos nos sugiere una cifra escalofriante, que bien puede reabrir el debate acerca de la necesidad de la investigación espacial, cuando en la Tierra invertir este dinero puede ser más necesario. Sin duda que esta pregunta se podrá responder por si misma, si pudieramos saber que el disco dorado del Voyager,  ha sido escuchado y la última misión del Voyager ha tenido éxito.

Referencias:




[3] El ser humano deja atrás el Sistema Solar

[4] Where are the voyagers?

[5] Spacecraft lifetime.
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1 comentario:

  1. Por supuesto, cada época tiene su interés, pero, aunque yo era muy niño, recuerdo los 70 como una época muy emocionante en la exploración espacial. Casi a diario, llegaban imágenes nunca vistas de los planetas exteriores y de sus lunas. Se aclaraban misterios que habían intrigado al hombre durante siglos, como los anillos de Saturno, y surgían otros aún más fascinantes. Y luego, estaba el orgullo y el misterio que sentíamos al pensar en aquel diminuto ingenio pasando junto a objetos con los que nosotros sólo podíamos soñar, en la inmensa y fría desolación del vacío del espacio. Ahora nada parece impresionarnos, pero la aventura del Voyager sigue siendo extraordinaria.

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