Mientras estado actual de la industria espacial se centra en
obtener sistemas de bajo coste y más eficientes, universidades y centros de
investigación espacial aúnen esfuerzos para desarrollar nuevos sistemas de
propulsión. Los clásicos cohetes químicos, que facilitaron la salida del hombre
al espacio, se han quedado cortos para estos proyectos futuros, tales como
misiones tripuladas de larga duración.
En el caso de misiones tripuladas de larga distancia, se
plantea la necesidad de propulsores más rápidos y eficientes. Reducir el tiempo
del trayecto es vital, por cuestiones tales como reducir la cantidad de
elementos de soporte vital, provisiones, etc, así como reducir la probabilidad
de que suceda algún incidente durante el vuelo o riesgos como la exposición de
los astronautas a la radiación (cuanto menos tiempo en un entorno hostil, como
es el espacio, mejor).
Si pensamos en el proyecto de un viaje al planeta Marte, con
la tecnología actual el trayecto duraría en torno a los 8 o 9 meses. Tal es
como lo estimó por primera vez Werner Von Braun en sus libros DasMarsProject y
la conquista del espacio. Reducir este tiempo se ha quedado desde entonces como
algo difícil de alcanzar, si no es empleando otras soluciones que, como veremos
más adelante, permitirían acortar este tiempo a 39 días.
Recordemos, el motor cohete se basa en el principio de
acción y reacción, cuando se expulsa una masa fluida a gran velocidad que
produce una reacción en forma de empuje. Este principio es igual tanto para los
motores a reacción de los aviones como para los motores cohete de cualquier
tipo. La diferencia es que en los motores a reacción la combustión se genera
empleando aire de la atmosfera y en los cohete de combustible líquido ésta se
produce empleando el medio posible “el comburente”, dentro del propio motor.
pruebas de motor cohete (wikipedia) |
Los motores químicos se emplearon en todas las misiones
espaciales, tripuladas o no tripuladas, desde el primer ensayo de Robert
Goddard hasta los más modernos de SpaceX. Son sistemas probados y que
posibilitan estas misiones citadas u otras, tales como la ISS y por ello las
empresas privadas apuestan por desarrollar nuevos sistemas de cohete químico
capaces de aterrizar de forma automática o reutilizarse, como los de la
española PLD space. Sin embargo, como hemos expuesto, el futuro pasa por
emplear sistemas de propulsión alternativos, principalmente en el espacio.
Salvando las diferencias del método para lograrlo, la
mayoría de los motores espaciales se basan en el principio de acción y reacción
al variar la cantidad de movimiento de un fluido. Un concepto curioso es el de
la vela solar, que obtiene el empuje capturando los fotones provenientes del
sol. Sabiendo que los fotones son partículas sin masa pero con energía, las
velas solares pueden aprovecharlos y conseguir cierto empuje. Esta idea tiene varias décadas y fue probada
por Japón en 2010 en el proyecto IKAROS, una misión a Venus de una nave-cometa de 196 metros cuadrados de
vela acelerada por la radiación del sol.
El inconveniente principal, aparte del tamaño de las velas necesario, es que a medida que nos alejamos del sol, la densidad de los fotones disminuye y por tanto la eficiencia de la vela. Una solución curiosa es la de lanzar un chorro de fotones hacia la vela, por medio de un rayo láser. Esta es la propuesta del profesor Phillip Lubin y su equipo que desarrollan esta idea. Con este sistema. Lubin asegura que sería posible alcanzar velocidades muy altas, en torno a la cuarta parte de la velocidad de la luz, suficientes para propulsar una nave de 100 kilos a Marte en tres días.
Con mayor interés que las velas solares, los motores iónicos y de plasma gozan de la atención de los investigadores y científicos espaciales. Los motores iónicos se basan fundamentalmente en expulsar a gran velocidad partículas de un combustible previamente ionizadas (que poseen una carga positiva o negativa). Mientras que el motor iónico lo consigue pasando el combustible (que puede ser Xenon) por un cátodo logrando de este modo ionizar sus átomos. Luego éstos son acelerados por un campo eléctrico expulsándolos a gran velocidad, tal y como se explica en este vídeo (en inglés):
proyecto IKAROS (wikimedia commons) |
El inconveniente principal, aparte del tamaño de las velas necesario, es que a medida que nos alejamos del sol, la densidad de los fotones disminuye y por tanto la eficiencia de la vela. Una solución curiosa es la de lanzar un chorro de fotones hacia la vela, por medio de un rayo láser. Esta es la propuesta del profesor Phillip Lubin y su equipo que desarrollan esta idea. Con este sistema. Lubin asegura que sería posible alcanzar velocidades muy altas, en torno a la cuarta parte de la velocidad de la luz, suficientes para propulsar una nave de 100 kilos a Marte en tres días.
Con mayor interés que las velas solares, los motores iónicos y de plasma gozan de la atención de los investigadores y científicos espaciales. Los motores iónicos se basan fundamentalmente en expulsar a gran velocidad partículas de un combustible previamente ionizadas (que poseen una carga positiva o negativa). Mientras que el motor iónico lo consigue pasando el combustible (que puede ser Xenon) por un cátodo logrando de este modo ionizar sus átomos. Luego éstos son acelerados por un campo eléctrico expulsándolos a gran velocidad, tal y como se explica en este vídeo (en inglés):
Una de sus principales ventajas es el bajo consumo de combustible, con una relación empuje por kilogramo de combustible de 10 veces superior a la de un motor químico. Su eficiencia por tanto es mayor, sin embargo, el empuje que pueden desarrollar actualmente es ínfimo, entre. 1 y 20 miliNewtons (el equivalente a la presión de una hoja de papel en la palma de la mano), con lo que la aceleración no logra en poco tiempo la velocidad necesaria. Si el impulso especifico de un motor químico (es decir, el tiempo que un Kg de masa de combustible tarda en producir un Kg de empuje) es del orden de 270 sgs (la primera etapa del Saturno V), el de un motor iónico (el HIPEP de la NASA) es de 9.600 segundos.
Sin embargo, esto no supone un inconveniente en misiones de
larga duración, como es el caso de las misiones interplanetarias. Si un motor
iónico puede estar funcionando de forma continua durante años, sería capaz de
alcanzar grandes velocidades. En este
sentido, La NASA demostró en 2012 con el
NEXT (NASA´s Evolutionary Xenon
Thruster) que un motor iónico puede funcionar de forma continua durante 43.000
horas (cinco años).
El otro tipo de propulsión eléctrica muy estudiado es el motor de plasma. Dichos sistemas generan el empuje a partir de un plasma, un estado de la materia en la que las partículas se encuentran en estado ionizado, solo que a muy altas temperaturas, en torno a los 50.000 ºC. La producción y el calentamiento de plasma se logra mediante por ondas electromagnéticas. Para contener el plasma, y dado que no existe un material capaz de soportar dichas temperaturas, debe emplearse un campo magnético muy potente que lo contenga sin que el plasma toque el motor. Luego este plasma es acelerado un campo eléctrico de gran potencia, expulsando el chorro a alta velocidad. Por la misma razón de sus altas temperaturas, para la aceleración del plasma no hay elementos en contacto con éste, empleando por lo que el plasma se acelera empleando otros medios, tales como ondas de radiofrecuencia. Esto además constituye una ventaja para la vida del motor al no producirse el desgaste de piezas o elementos del motor en contacto con la masa del combustible, como puede ser el cátodo de los motores iónicos, garantizando así mayor fiabilidad y mayor tiempo de funcionamiento. En el caso del motor VASIMR, ideado por el ex astronauta Franklin Chang-Diaz, éste emplea ondas electromagnéticas (RF) para crear y energizar el plasma dentro de su núcleo. De esta manera, no tiene electrodos de ningún material en contacto con el plasma caliente.” EL VASIMR (Specific Impulse Magnetoplasma Rocket o Motor de Magnetoplasma de Impulso Específico Variable) es uno de los proyectos de motor de plasma más ambiciosos, pues su creador, Chang-Diaz, asegura que con su sistema propulsor sería posible viajar de la Tierra a Marte en 39 días:
Como el VASIMR, existen muchos tipos de motor de plasma, como el Helicón, que se está desarrollando en la Universidad Carlos III de Madrid, en un proyecto en el que aúnan esfuerzos el departamento de propulsión de dicha institución y la empresa de ingeniería SENER. Su objetivo es obtener un motor de plasma sencillo Su motor fue ensayado recientemente en el laboratorio de propulsión de la ESA.
El otro tipo de propulsión eléctrica muy estudiado es el motor de plasma. Dichos sistemas generan el empuje a partir de un plasma, un estado de la materia en la que las partículas se encuentran en estado ionizado, solo que a muy altas temperaturas, en torno a los 50.000 ºC. La producción y el calentamiento de plasma se logra mediante por ondas electromagnéticas. Para contener el plasma, y dado que no existe un material capaz de soportar dichas temperaturas, debe emplearse un campo magnético muy potente que lo contenga sin que el plasma toque el motor. Luego este plasma es acelerado un campo eléctrico de gran potencia, expulsando el chorro a alta velocidad. Por la misma razón de sus altas temperaturas, para la aceleración del plasma no hay elementos en contacto con éste, empleando por lo que el plasma se acelera empleando otros medios, tales como ondas de radiofrecuencia. Esto además constituye una ventaja para la vida del motor al no producirse el desgaste de piezas o elementos del motor en contacto con la masa del combustible, como puede ser el cátodo de los motores iónicos, garantizando así mayor fiabilidad y mayor tiempo de funcionamiento. En el caso del motor VASIMR, ideado por el ex astronauta Franklin Chang-Diaz, éste emplea ondas electromagnéticas (RF) para crear y energizar el plasma dentro de su núcleo. De esta manera, no tiene electrodos de ningún material en contacto con el plasma caliente.” EL VASIMR (Specific Impulse Magnetoplasma Rocket o Motor de Magnetoplasma de Impulso Específico Variable) es uno de los proyectos de motor de plasma más ambiciosos, pues su creador, Chang-Diaz, asegura que con su sistema propulsor sería posible viajar de la Tierra a Marte en 39 días:
Como el VASIMR, existen muchos tipos de motor de plasma, como el Helicón, que se está desarrollando en la Universidad Carlos III de Madrid, en un proyecto en el que aúnan esfuerzos el departamento de propulsión de dicha institución y la empresa de ingeniería SENER. Su objetivo es obtener un motor de plasma sencillo Su motor fue ensayado recientemente en el laboratorio de propulsión de la ESA.
Otro concepto de sistema propulsor, bastante controvertido,
es el denominado EmDrive. Creado por el ingeniero británico Roger Shawyer en
2006, genera el empuje por medio del rebote de microondas alrededor de una
cámara cerrada. La clave de la polémica consiste en que EmDrive no consume
ningún combustible convencional para generar el impulso. Simplemente transforma
electricidad en impulso moviendo microondas dentro de un tanque. Según la ley
de conservación del movimiento, esto es imposible. La cuestión es que
investigadores chinos aseguraron en 2008 que habían probado con éxito el
EmDrive, al igual que un equipo de trabajadores de la NASA en 2014.
El motor EmDrive |
Si esto es realmente cierto, y no depende de las condiciones en las que se ha realizado el ensayo, entre otras posibles explicaciones de estos resultados positivos, el motor EMDrive podría ser un candidato como sistema de propulsión espacial, dependiendo de que la fuente generadora de electricidad sea lo bastante potente, como un generador de energía nuclear.
Este es el mismo caso
del VASIMR, en su versión mayor, la que se presenta como capaz de viajar a
Marte en 39 días. Los motores iónicos más sencillos que se han empleado en
misiones espaciales emplean energía solar para ionizar y acelerar el gas, pero
en el caso de los sistemas de plasma, para generar los campos electromagnéticos
así como para acelerar el plasma se requiere una gran cantidad de energía y en
este caso la nuclear se plantea como una opción a tener en cuenta.
No es el único caso en que se pensó en motores nucleares
para navegar por el espacio. El concepto consiste en que el un reactor de
fisión calienta un propelente a temperaturas altísimas para generar el empuje.
Aunque hasta la fecha ningún cohete nuclear ha volado, la NASA estudió el uso de motores de
propulsión nuclear, llegando a realizar algunas pruebas en tierra. Recordemos
en NERVA (Nuclear Engine for Rocket Vehicle Application), un programa que
alcanzó la madurez suficiente para su integración en una nave espacial, antes
de que la administración Nixon abandonara la idea de un vuelo tripulado a Marte
se redujera drásticamente financiación del proyecto.
Hemos visto que se están buscando medios alternativos para
la viajar al espacio, sobre todo ante el reto de viajes tripulados
interplanetarios. La cuestión es que los sistemas tradicionales de propulsión
química siguen aún siendo la única alternativa para escapar de la gravedad
terrestre. Motores iónicos, de plasma o velas solares tiene cabida únicamente
en el espacio. De los muy sencillos
motores cohete de combustible sólido, nos enfrentamos a diseños complejos y no
tan fáciles de ensayar en el medio terrestre como los motores de plasma. A pesar de las dificultades que
se presentan estos nuevos conceptos de propulsores, son la clave para que demos el salto definitivo hacia el espacio,
para “salir de la cuna” como dijo el padre de la Astronautica, Konstantin
Tsiolkowsy.
Referencias
Muy interesante. ¿llegaremos a ver esto algún dia?
ResponderEliminarBuen artículo recopilatorio de tecnologías. Dos apuntes. En el tercer párrafo indicas 39 semanas cuando debería ser 39 días. El segundo apunte es que quien ha comprobado el motor EmDrive no es la Nasa, sino unos trabajadores de la Nasa, y con bastante polémica porque incluso ellos afirman que el experimento no fue realizado con la precisión que debiera haber sido.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y tus aclaraciones. Un saludo
EliminarSI te refieres a que fueron unos trabajadores de la NASA quienes realizaron el experimento, tal y como indican las fuentes que he consultado fue en un laboratorio el "Advanced Propulsion Physics Research Laboratory" perteneciente a la NASA. Un saludo otra vez.
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